Bella Italia: Parte 2

¡Hola a todos! ¿Listos para más?:-)) Me refiero a Italia y al relato que empecé el lunes sobre el lindísimo viaje que emprendí, hace una semana, con dos muy buenas amigas.

Tal y como prometí, aquí estoy para terminarlo, antes de volver a lo creativo y a los nuevos productos del catálogo que viene... ¿Preparados? Entonces, aquí les va...

Tras nuestra visita a Venecia, Romina, Vero y yo nos dirigimos a Verona, a donde llegamos después de casi dos horas en auto.

Lo primero que vimos fue su imponente puerta ("Portoni delle Bra"), que nos condujo a una lindísima plaza rodeada de restaurantes, bares y diversos negocios y nos invitó a tomar las primeras fotos:-)... De ahí la pregunta: ¿por dónde empezar?...

Guiadas por Romi, que estuvo allí más de una vez, caminamos hacia la famosa "Arena". Fascinadas con su exterior, nos decidimos a entrar, pero cuál sería nuestra sorpresa, que toda su gradería y la mayor parte de su centro estaban cubiertos de andamios y sillas de metal, colocados para el próximo concierto de "Zucchero" (¡si al menos lo hubiésemos visto cantar!)... y de la vieja Arena, nada:-(

Resignadas, abandonamos el anfiteatro y nos dejamos llevar por las calles de Verona. Via Capello, Via Mazzini, entre otras, nos fascinaron por su combinación de lo antiguo y lo moderno en sus fachadas y nos condujeron hasta la "Piazza delle Erbe", nuestra favorita.

Dicen que es la más antigua de Verona y la encontramos llena de gente y de puestos de venta que ofrecían todo tipo de souvenirs.

¿No les parece linda? Miren los frescos de sus paredes y la bellísima fuente con la estatua de la Madonna en el centro. Nos gustó tanto, que no dudamos en tomarnos un tiempito extra para recorrerla de una esquina a otra, admirarla, disfrutarla y, claro, tomar "algunas" fotos:-)

De la "Piazza delle Erbe", nos dirigimos hacia la supuesta casa de la famosa Julieta, de Shakespeare, y contemplamos el balcón desde el que ella (se dice) oyó la declaración de amor de su amado Romeo...

Mmmm... ya. Quizás hubo Capuletos y Montescos en Verona y puede que ésta haya sido la casa de alguno de ellos, pero la de Shakespeare fue una novela y no hay que olvidarnos de eso. De todos modos, la experiencia fue súper especial y por un momento nos transportó a la época de aquella historia de amor. Si ustedes me preguntan, les diría que sí, que la volvería a visitar.

Como todo en la vida, nuestro viaje llegó a su fin. Era miércoles, Vero y yo teníamos reserva en un vuelo de Germanwings... ¡¡pero en la noche!!, así que aprovechamos la mañana y parte de la tarde para conocer Padua;-)...

Sí, supongo que adivinaron. Aquí, nos hallamos frente a la Basílica de San Antonio. No se imaginan la infinidad de fotos que les tomé a sus techos, a sus columnas, a la tumba del Santo, al altar y a sus capillas. Sin embargo, como no puedo explayarme demasiado (temo que se aburran:-)), les contaré que fue lindísimo estar allí, que la basílica es una obra de arte y que nos dieron la bendición... ¿qué más se puede pedir? Emocionante al 100%.

Lo más importante ya lo habíamos hecho, así que aprovechamos el tiempo que nos quedaba para seguir paseando y descubrir algún nuevo rincón o alguna bonita plaza como la "Piazza die Signori", que es la que ven en mis dos últimas fotos...

¿Y? ¿Qué les pareció? Supongo que las imágenes hablan por sí solas, ¿cierto? No se imaginan la pena que me dio despedirme de Romina cuando, por fin, llegamos al aeropuerto para tomar nuestro vuelo de regreso a Alemania. Sea como sea, he prometido y me he propuesto volver para visitar a mi queridísima amiga (que además se lució como anfitriona y nos hizo pasar horas inolvidables con su bella familia) y seguir recorriendo este hermoso país... ¡¡¡Un millón de gracias por todo, Romi!!!

Ahora sí, habiendo compartido algunas anécdotas de mi viaje, permítanme dejarlos para volver a mis sellos cuanto antes; así, estaré de nuevo con ustedes, dentro de muy poco, con algo de creatividad;-)

Un fuerte abrazo entonces, se me cuidan mucho y nos vemos... ¡pronto!