¡Hola a todos! ¿Vieron mi entrada de ayer? ¿Les gustó? Espero que sí, ya que con sólo contarles sobre mi viaje a Perú y recordar los lindos momentos que pasé con mi familia, no hice más que sonreir y añorar mi querido país.
Pero bueno, mi relato de ayer fue sólo parte de lo que les quiero contar y hoy, tal y como les prometí, continuaré con un par de fotos más y algunas de nuestras experiencias en la tierra de los incas…
Después de cuatro días de hospedaje en Urubamba, desde donde salimos a visitar Ollantaytambo, Pumamarca, Machu Picchu, Maras y Moray, nos despedimos del Valle Sagrado para enrumbar hacia la ciudad de Cusco. En el camino, hicimos algunas paradas en lugares de visita obligada como Chincheros, donde quedamos prendados de su iglesia colonial, adornada con bellos murales.
Es interesante ver la mezcla de la arquitectura inca con la hispánica. Se cuenta que los españoles, con el fin de erradicar las antiguas creencias de los antiguos peruanos, destruyeron gran parte de sus edificaciones para levantar, sobre sus cimientos, los nuevos templos católicos.
Tras entrar y admirar su estructura (desgraciadamente está prohibido tomar fotos y sólo pude hacerlo por fuera) volvimos a salir e, invitados por nuestro guía, nos dirigimos hacia la parte trasera de la iglesia para dejarnos sorprender por la amplitud del paisaje, más muros de piedra y andenes de construcción perfecta.
Y, claro, estando ahí y con ganas de perpetuar lo visto en la memoria, decidimos tomarnos algunas fotos más… ¿Qué tal ésta?:-))
Una de las experiencias más lindas para mí, fue la de presenciar la preparación de la lana, de alpaca y de vicuña para su correspondiente tejido.
Todos quedamos fascinados al descubrir que los pobladores de Chincheros utilizan la raíz de una planta…¡¡¡como jabón natural para el lavado de la lana!!! Sí, como lo leen. Cortan un pedazo de esta raíz y lo agitan dentro de una vasija con agua para formar espuma; luego, introducen la lana del animal (al que, por cierto, nunca se le bañó) y la refriegan un poco, con lo que al cabo de unos pocos minutos, la lana queda blanca y lista para su teñido… Increíble, ¿verdad?
Y para el color, trituran distintas hojas de plantas y cochinillas, que después introducen en cacerolas con agua hirviendo, donde se mantiene la lana en remojo. Súper interesante.
Después de Chincheros, Pavel, nuestro querido y simpático guía/chofer (si quieren el dato me avisan, que se los doy con muchísimo gusto) nos sugirió visitar un lugar poco conocido por los turistas pero de igual atractivo: el Templo de la Serpiente.
Tras divisar parte de sus muros, ubicados sobre una pequeña loma, nos dirigimos hacia allí para terminar descubriendo el "lugar del sacrificio"...
Según nos contó Pavel, sobre esta enorme roca, en la que se halla tallada una serpiente, se colocaba una llama, especialmente elegida como ofrenda a la madre tierra. Con el sacrificio, se confiaba en que ésta se tornara fértil, al recibir la sangre de la llama degollada, que seguía el curso del cuerpo de la serpiente tallada en la piedra hasta llegar al suelo.
En esta habitación circular, perfectamente conservada, nos detuvimos unos minutos para admirar el valle desde una de sus ventanas. Lindísimo, la verdad, y una gran suerte haber contado con Pavel, ya que sin él, lo más probable es que ni nos hubiésemos enterado de la existencia de estas interesantes ruinas. Punto para él;-)
Ya más cerca de Cusco, se encuentra Tambomachay, cuyo nombre en quechua significa "lugar de descanso" y que estuvo destinado al culto del agua. Este camino, flanqueado por frondosos árboles, nos llevó hasta su impresionante pila ceremonial…
Esta pila (con la que, sí o sí, tenía que tomarme una foto:-)), canaliza el agua de un manantial por sus distintas fuentes de piedra. Definitivamente, una prueba más de la avanzada ingeniería inca… una maravilla.
Era algo tarde y el clima comenzó a cambiar. Luego de haber gozado sólo de días calurosos y soleados, el cielo se cubrió de nubes y amenazó con llover, por lo que decidimos acelerar el paso para visitar Sacsayhuaman y su impresionante fortaleza.
Lamentablemente el viento se hizo más fuerte y, al no contar con el suficiente abrigo, nos vimos obligados a hacer un recorrido rápido de las ruinas y a volver a la camioneta de Pavel antes de lo planeado… No way:-(
Y finalmente... ¡¡¡Cusco!!! Aunque llegamos algo tarde (primero tuvimos que dejar las maletas en el hotel y registrarnos como corresponde), pudimos disfrutar de un paseo nocturno por el centro de la ciudad y tomar unas cuantas fotos de sus calles y de su catedral iluminada.
Ya luego y habiendo llegado la hora, caminamos hasta el "Baco", un restaurant de comida gourmet buenísimo, que unos primos míos nos habían recomendado. La verdad es que resultó un placer degustar cada plato y la recompensa perfecta tras los ajetreados días de viaje… Una excelente elección.
Ahora sí, esto fue todo por hoy… ¿Qué me dicen? ¿"Viajaron conmigo"?:-) Espero que haya sido así y que mis palabras les haya permitido transportarse a los lugares que visitamos. Si no fue así o si con ellas llegaron al menos a sentir curiosidad por lo que Cusco puede ofrecerles, tomen el avión y visítenlo ustedes mismos… les aseguro que la experiencia cumplirá con creces sus expectativas;-)
Un fuerte abrazo y, si Dios quiere y el tiempo me lo permite, mañana vuelvo con otro pequeño viaje (y el último de estas vacaciones en Perú) al sur de mi querida Lima... ¿Me acompañan? Cruzo los dedos;-)… Cuídense mucho y... ¡nos vemos!
Ceci acabo de descubrir tu blog y tus relatos. Pasaré por aquí a visitarte! Besos
ResponderEliminarQué gusto, Marimé!! Linda la sorpresa de tu mensaje. Espero saber de ti más seguido:-) Un besote!
Eliminarmuy buena información, este lugar es hermoso, y hacer turismo aquí seria genial, se pueden realizar varias actividades, y para pasar unas noches formidables, encontraras hospedajes que dan un buen servicio, lo leí en este articulo cabañasenquillon.com
ResponderEliminar