¡¡¡Holaaaaa!!! Aunque quise seguir con mi relato de mi último viaje ayer mismo, no me alcanzó el tiempo, ya que tuve que conducir poco menos de trecientos kilómetros hasta Sinsheim, para recoger a mi hijo Sebastian de casa de su abuela.
Pero, bueno, aquí estoy de nuevo, lista para empezar a contarles sobre nuestro último tour hasta Ica, donde pernoctamos una vez, y luego hasta Paracas, donde nos quedamos un par de días más.
Pero, bueno, aquí estoy de nuevo, lista para empezar a contarles sobre nuestro último tour hasta Ica, donde pernoctamos una vez, y luego hasta Paracas, donde nos quedamos un par de días más.
Después de oir un par de comentarios y recibir varias recomendaciones sobre "la ruta del pisco", nos decidimos a hacerla, partiendo un miércoles (¿o fue un jueves?) muy temprano, con algunos sándwiches riquísimos preparados por mi cuñado Daniel, en el auto de mi querida hermana Silvia.
Tras registrarnos en el hotel y dejar nuestras cosas en el cuarto, nos recogió un chofer súper amable, que nos llevó a las "Bodegas Vista Alegre", de producción industrial, donde se nos explicó el proceso de elaboración del vino y del pisco peruanos, para concluir con la respectiva cata y la "obligada" compra de un par de botellas:-)
La siguiente parada fue en una bodega artesanal, "El Catador", donde igualmente se detalló los pasos a seguir para la producción de ambas bebidas. Fue de verdad interesante conocerlos y descubrir que no todo se hace como uno piensa… No les digo más, por si deciden seguir esta ruta ustedes mismos;-)
Para terminar, visitamos y degustamos los vinos y bebidas elaboradas a base de pisco en otra muy conocida bodega artesanal: la "Tres Generaciones". Una vez más, nos animamos (¡y ya bien animados que estábamos!:-)) a comprar una nueva botella; en esta ocasión, una crema deliciosa hecha con pisco y lúcuma, la "fruta bandera" del Perú... No se imaginan lo rica que es, así que si pasan por allí, no se olviden de probar una;-)
Tras dormir en Ica y reponernos de la larga cata (algo más que necesario:-)), nos subimos nuevamente al auto para continuar nuestro camino hacia Paracas, con el fin de visitar su reserva natural y las famosas Islas Ballestas. Mi esposo y yo ya habíamos estado allí una vez pero mis hijos no, así que consideramos ésta una buena oportunidad para volver.
Lo primero que hicimos al llegar fue dar una caminata a lo largo del malecón. Desde la última vez que visité Paracas, muchas cosas habían cambiado: se construyeron varios hoteles (aquí nos hallamos caminando por el muelle de uno de ellos), los bares y restaurantes proliferaron y los puestos de souvenirs encontraron más de un lugar para ofrecer sus productos. Increíble.
Lo cierto es que quedé gratamente sorprendida con todo y más que contenta al ver a mi familia disfrutar de esta nueva aventura, que nos hizo compartir tanto juntos… ¡Gracias, Perú!:-)
Al atardecer y para celebrar nuestro primer día en Paracas, nos sentamos a la mesa en un bar e hicimos un brindis con dos "chilcanos" y un par de jugos naturales… ¡Mmmm!!:-)
A la mañana siguiente, emprendimos nuestro esperadísimo tour de media hora en lancha hacia las Islas Ballestas, famosas por su fauna marina y sus aves guaneras, así como por sus llamativas formaciones rocosas.
Durante el camino, hicimos un alto para apreciar el gran "Candelabro", de 180 metros de largo y una antigüedad aproximada de 2,500 años… aunque su origen lo explican algunas teorías, éste continúa siendo un misterio… como ocurre con tantas otras de las maravillas de mi querido Perú... Impresionante, ¿no creen?
Finalmente, llegamos a las islas y nos dejamos sumergir en este mundo lleno de vida propia. Cormoranes, pingüinos y otras aves cuyos raros nombres lamentablemente no recuerdo, se apiñaban sobre las rocas o volaban alto, poniendo en peligro la pulcritud de nuestra lancha:-))
Y he aquí, a uno de los habitantes preferidos de las islas: los lobos marinos. Aunque no era época de reproducción, varios se dejaron ver y hasta posaron tranquilamente para unas cuantas fotos… ¿verdad que son lindos?
Como dije, otro de los atractivos de las Ballestas son sus formaciones rocosas, las que pudimos apreciar muy de cerca, sorprendiéndonos con sus caprichosas formas.
Luego de más de dos horas de tour en el mar, volvimos a tierra para emprender el de la reserva nacional. El viaje incluyó la visita a diferentes y preciosísimas playas, entre las que se encontraban la "Catedral", la "Supay", la "Mina" y la playa "Roja".
Según se nos explicó, casi todas estas playas ofrecen una vista espectacular pero es imposible nadar en ellas, ya que las corrientes son fuertes y resultan muy peligrosas.
Con esta foto de mis "bebés" en la orilla del mar, quisiera terminar la historia de mi estadía en Perú e irme despidiendo de ustedes para, la próxima vez, volver a la creatividad. Ha pasado mucho tiempo ya y va siendo hora de desempolvar mis tintas y mis sellos para compartir con ustedes algunas ideas.
Espero, pues, no haberlos abrumado con tanta historia sino, por el contrario, haber despertado con ella su curiosidad y las ganas de visitar mi querido país. Si por ahí necesitan tips para un futuro viaje, no duden en hacérmelo saber;-)
Un fuerte abrazo, entonces, y nos vemos en un par de días más… ¡Chau!
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